30.10.12

Cold Mountain


-Querido Señor Inman, desde que usted se marchó el tiempo se ha medido en capítulos amargos. El pasado otoño mi padre murió. Nuestra granja de Blackoc está abandonada. Todas las casas de estas montañas han vivido alguna tragedia. Cada día el pavor de enterarnos de quién ha caído, quién no regresará de esta terrible guerra. Y sigo sin noticias suyas. ¿Está vivo? Rezo a Dios para que así sea. Esta guerra está perdida en el campo de batalla y por ello es una doble pérdida para aquellos que permanecen.


-¿Y si le matan y ya no vuelvo a verle nunca más? Usted me dijo que al cabo de unos días apenas recordaría su nombre. Oh… Inman… han pasado más de tres años y aún recuerdo su nombre.
Mi último aliento de ánimo surge de confiar en usted y de creer que volveré a verle. Por eso ahora le digo, lo más llanamente posible, que si está combatiendo deje de combatir. Si está marchando deje de marchar. Vuelva conmigo. Vuelva conmigo, ese es mi ruego.




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